lunes, junio 18, 2007

Mi JEFE es un adicto al TRABAJO


Workalcoholics: ¿Qué se puede hacer?


La adicción al trabajo afecta en su mayor parte a profesionales varones entre 35 y 40 años, profesionales liberales y mandos intermedios, que utilizan su trabajo de forma compulsiva para evitar problemas afectivos en la familia o en la pareja.


Por: Mónica Grossoni, Socia –directora de SocialNet Grossoni.

Resumen

Los adictos o workalcoholic —término que nace en EE.UU. a raíz de los años ochenta cuando aparecen los yupies—. El término “alcohólicos” se asemeja y contagia su significado a estos otros adictos. Los adictos al trabajo son los que escapan de su lado afectivo y transforman su trabajo en su casa. Mi jefe puede ser uno de ellos. Qué puedo hacer yo. Pero, ¿si yo soy el jefe?


España ha logrado un desarrollo económico muy fuerte en los últimos 35 años. Ha tenido grandes revoluciones como la incorporación de emigración masiva; la gestión de la diversidad cultural y étnica; la incorporación masiva de la mujer al entorno laboral; una ingente cantidad de universitarios y profesionales de alta cualificación, “los reciente llegados o jóvenes sobradamente preparados” ante una generación de profesionales con otro estilo de hacer las cosas, y el choque generacional entre ambos dentro de las organizaciones; los negocios express; el éxito y los beneficios rápidos (el boom inmobiliario y otros muchos más); la revolución de las tecnologías de la información y otros fenómenos sociales, técnicos y económicos han revolucionado el estilo de trabajo, los valores, los roles hombre–mujer, la organización del trabajo y la forma de hacer negocios e incluso de conciliar.
Las personas que lo han hecho posible, muchos se han convertido en workalcoholics o adictos al trabajo. Hoy estamos recogiendo sus frutos: España es la octava potencia mundial con una bonanza económica muy importante y el “acelerón en el progreso y el subidón de adrenalina imparable también tiene su cara oculta: el adicto al trabajo.

Revisemos este fenómeno: las causas, los efectos, el gran coste social para la seguridad social -entre otros-, y el lucro cesante de las empresas, las señales de alarma o indicadores y, sobretodo, las soluciones posibles.

La presión social para lograr el éxito, el exceso de ambición y la incapacidad para establecer un orden de prioridades son algunas de las principales causas, que sumadas a conflictos afectivos sin resolver, acaban en la adicción.

A diferencia de otras dependencias, ésta logra un consenso social, está bien vista. Cierto que el trabajo dignifica y paga la facturas, desarrolla las habilidades personales y permite avanzar al individuo y a la sociedad. Aunque tomado de forma compulsiva y con esto quiero decir, que cuando anula el resto de los aspectos de la vida y que incluso afecta al resto de colaboradores, es cuando la virtud, deja de serlo y se convierte en vicio. Es cuando la persona se “descentra” o sale de su centro, de su justo equilibrio y armonía”. Necesita volver a su centro. No me gusta hablar de enfermedad, sino de necesidad de realizar un aprendizaje. La persona no ha aprendido algo o lo ha olvidado en su camino hacia el éxito, por eso se halla en la situación de dificultad actual, por eso experimenta una situación extrema.

La adicción al trabajo comienza a ser estudiada en Estados Unidos sobre los años ochenta. En Japón se estudian sus efectos: el karoshi o muerte súbita en el escritorio por causas de hemorragia cerebral o insuficiencia respiratoria o cardiaca sobreviene por un exceso de fatiga que produce hipertensión. Hoy es un riesgo psicosocial más.

Perfil de un adicto

1. Es un profesional muy perfeccionista, con ambición y afán de éxito, individualista, con grandes dificultades para trabajar en equipo. 35-40 años, hombre, clase media-alta, suelen ser empresarios y directivos, abundan los abogados, médicos, economistas.
2. No existe un adicto a una sola adicción, suele tener varias: cigarrillos, cafeína. Es común que esté asociada a la imposibilidad de decir “no”, al hecho de complacer a otros o de lograr el éxito.

3. La negación es una constante. Todas las adicciones se basan en una negación, pero esta negación es más compleja porque trabajar está bien visto. Distorsionan la realidad.

4. Suelen tener una autoestima muy baja o excesivamente alta. No se aceptan como lo que realmente son, están haciendo esfuerzos imposibles para ir más lejos de lo que sus pies pueden llevarles. Están convencidos de que para ser aceptados han de ser siempre los mejores y por eso tratan de aumentar sus logros.

5. Incapacidad para relajarse, no desconectan nunca. Funcionan bien con la adrenalina muy alta. Tienen una larga lista de tareas que necesitan ser realizadas. Como el trabajo es su “gatillo” (se llama gatillo a las situaciones que desencadenan la conducta adictiva) siempre tienen el gatillo a mano y nuevas ocasiones para estimularse y segregar un chorro de adrenalina. Síntomas de abstinencia en vacaciones o fines de semana. Sensación de culpabilidad durante su tiempo de ocio.

6. Suele ir acompañada de depresión-ira.
7. Concretamente se señalan seis rasgos característicos:
- Interés obsesivo por conseguir objetivos.
- Deseo de competir.
- Necesidad de reconocimiento social.
- Propensión a acelerar la ejecución de cualquier tarea.
- Estado de alerta física y mental.
- Implicación aparente en múltiples actividades a plazo fijo.

8. Hay dos tipos claramente diferenciados:
A) El impositivo, trabajador ambicioso y luchador despiadado. Trabajador competitivo, necesidad de sentirse superior, trabajador culpabilizado, sobrecarga de trabajo como imperativo ético.

B) El inseguro: búsqueda continua y ansiosa de aprobación y autoestima. Trabajador aislado y solitario, con una relación profesional como sustituto de relación interpersonal.

9. Relaciones familiares y sociales muy debilitadas como consecuencia de que no hacen caso de la familia o de amigos.

Señales de alarma

Si nota usted que un profesional con el que trabaja tiene estos síntomas, puede ser un adicto a trabajo:
- Prisa constante y ocupación continua.
- Urgencia de tiempo.
-Necesidad de hacer varias tareas simultáneamente.
-Necesidad de control.
-Rigidez de pensamiento (“cerrados de mente”).
-No delegan.
-Perfeccionismo.
-Miedo al fracaso.
-Alto nivel de exigencia
-Intolerancia.
-Dificultades en las relaciones personales
- Relaciones interpersonales consideradas como una pérdida de tiempo.
-“Embriaguez” de trabajo.
- Alternancia de sobreimplicación y reducción drástica del trabajo.
- Dificultad para relajarse y divertirse
-Ocio = pérdida de tiempo.
-Obsesión por hacer
-Pérdidas parciales de memoria.
- Pérdida de memoria por atención simultánea a muchas cosas.
- Descuido de lo familiar
- Impaciencia e irritabilidad
-Tiempo = recurso muy preciado
- Impaciencia
- Irritabilidad fácil si se les hace esperar.
-Irritabilidad fácil si se abordan temas que no son de su interés.
-Déficit de autoestima.
- Baja autoestima que le empuja hacia logros, pero sólo consigue que le eleven la autoestima transitoriamente
- Inatención a las necesidades de salud
-Se hacen “dejados”.


Autotest en cinto minutos
Pero por si desea reafirmar si usted es o no un adicto, le propongo un cuestionario rápido:
- Si en su agenda del móvil el 80 % de tus contactos son del trabajo y el 20% restante son amigos a los que llama para que le echen una mano con su trabajo.
- Si la última vez que conversó con su pareja para decirle que le ama fue hace meses, mientras que la última conversación profunda que mantuvo fue con su jefe ayer.
- Sinceramente opina que la mejor parte de su fin de semana es su trabajo
- Siempre tiene muchas cosas que hacer, pero mejor sería tener un clon que pudiera hacerlo por usted. Delegar no entra en su vocabulario y aunque su trabajo a veces es aburrido, nadie puede hacerlo igual que usted.
- Tarda 3 horas en configurar mi agenda.
- Nunca puede dejar algo inacabado, especialmente un nuevo proyecto.
- Alguien de su empresa cree que usted es un zombi, pero usted piensa que algo de palidez y ojeras no es contagioso.
- Para el cumpleaños de su hijo/a le regaló un manual sobre cómo organizar su vida. Desgraciadamente, aún no lo ha leído, solo tiene 3 años de edad.
- Dedica a comprobar su e mail cada 10 minutos, acomete las tareas urgentes con prisa y pone una marca en su lista de tareas del día realizadas y eso le da una sensación estupenda.
Estas cosas son normales en nuestra actual sociedad. Pueden parecer un estilo normal de trabajar y de dirigir nuestras vidas. Sin embargo, si usted se siente identificado con al menos tres de estos tópicos puede comenzar a pensar que tiene algo de adicción al trabajo.

Si usted vuelve ahora a releer las cuestiones y a rescribir sus contestaciones. Si ha decidido hacer trampas,.... es hora de pedir ayuda.

La persona no se reconoce como tal y tiene una sensación permanente de urgencia, no necesariamente ha de tener un fin de ganar dinero. En realidad la causa última es que el afectado tiene una dificultad para querer y ser querido. Le aterra el tiempo libre y cuando lo tiene se deprimen y lo peor de esto es que, debido a su posición jerárquica de liderazgo, su problema afecta a sus colaboradores desplazando su estrés hacia las personas que trabajan con ellos y exigiéndoles el mismo grado de “entrega”. Lo cual puede suponer una coerción velada.

Cómo superar la adicción al trabajo
Difícil de reconocer en uno mismo. La negación forma parte del problema y más cuando la persona que toma las decisiones en la empresa niega rotundamente parte de esta realidad.

Piense que cuando usted reconoce un problema en su empresa, cuanto antes lo reconozca, antes puede evitar los costes que ocasiona. Pero piense que puede pasar a ganar más con menos esfuerzo y piense también que hay muchas personas sobre las que usted está influyendo, presionándolas para que trabajen más horas, pero no quiere decir que con mejores resultados. Si usted tiene dificultades en casa, es asunto suyo, no de su plantilla.
Ahora piense que esta situación tiene salida y que usted puede controlar esa salida. Puede hacer algo para acabar con ello. Aquí van algunos consejos útiles:
1. Acepte la situación: es un adicto o puede serlo.
2. Disminuya poco a poco las horas que usted trabaja diariamente y/o semanalmente
3. Cuide su cuerpo: coma sano, despacio y a sus horas. Descanse lo necesario y algo más. Haga ejercicio regularmente.
4. Diviértase. Vuelva a sus diversiones, ¡tiene mi permiso!
5. Vea a amigos no relacionados con su trabajo,
6. Busque asesoría profesional. Como cualquier adicción, usted no tiene todo el control. Necesita apoyo. Dispone de recursos especializados. Puede obtener una asistencia confidencial.
7. Para hallar el balance, diversifique sus intereses. Entre amigos, familia, ocio y trabajo.


Mi jefe es un workalcholic, ¿qué puedo hacer yo?

Cuando el jefe es adicto y los subordinados no tienen poder jerárquico para hacer algo al respecto, debería haber un órgano en la empresa o fuera de ella que pudiera regular la situación, un lugar donde un colaborador pueda contactar y poder pedir apoyos para reencauzar la situación. Lo normal es que uno mismo no pida ayuda, sino que son los demás, quienes sufren los efectos, quienes ven la realidad, pero no tienen poder para encauzar las cosas. Es muy necesario un mecanismo donde los subordinados puedan dar la alarma y solicitar apoyo. Por el momento, esto no existe. Queda aún mucho trabajo por delante. Es el momento justo.

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