miércoles, septiembre 19, 2007

Diez (10) lecciones aprendidas gestionando una Empresa propia

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Recientemente Recursos Para Pymes participó en una interesante iniciativa online dedicada a plasmar las 10 lecciones más importantes aprendidas teniendo un negocio, se trataba de plasmar 10 cosas fundamentales, de esas que uno le diría a un amigo si éste le comentara que quiere poner un negocio y que cuál sería su consejo.

Isaac Belmar, responsable de Recursos para Pymes.



Resumen

¿Qué 10 cosas le diría a un amigo si este me comentara que quiere tener un negocio propio?

Aquí se detallan las 10 lecciones más importantes aprendidas, en primera persona y por experiencia, teniendo una empresa propia.

He aquí esas 10 lecciones aprendidas en primera persona.

1.- Aprende de los mejores

Si vas a hacer algo, primero fíjate en cómo lo hacen aquellos que consiguen resultados, invierte en aprender de los que saben y aplica lo aprendido cada día.

Ésa es probablemente una de las estrategias más rentables. En Recursos Para Pymes se invierte cada mes una buena parte de los ingresos y tiempo en aprender algo más sobre Marketing, Negocio en Internet, Gestión... pocas inversiones dan resultados tan rentables como ésta.

Una de las lecciones fundamentales es que aunque uno crea que lo sabe prácticamente todo y lo hace bastante bien en algo, siempre se puede aprender más.

Gracias a Internet y las nuevas tecnologías esto es más fácil ahora que hace diez años, sin embargo, sí es cierto que dada la saturación de información poco relevante (o directamente inútil) es conveniente fijarse bien en la fuente y en si parece conocer realmente de lo que habla.

Este portal es buen lugar donde encontrar dicha información, de hecho por ejemplo puede ver consejos prácticos para aumentar sus ventas o bien cómo mejorar su marketing on-line.

2.- ¿Espera recibir algo de sus clientes? Entonces dé primero

Muchas pequeñas empresas plantean sus ventas como un salto de fe con riesgo que tiene que dar el cliente. Mirado fríamente el planteamiento de muchas pymes a la hora de vender es:

"No me conoces de nada, no tienes ni idea de si mi producto realmente te va a proporcionar un beneficio, pero si quieres saberlo salta a ciegas y dame ese dinero que tanto te cuesta ganar, entonces yo te proporcionaré mi producto y ya podrás ver si era lo que buscabas o no".

Puede parecer exagerado, pero ese enfoque es el más habitual. Muchas empresas esperan que sus posibles clientes estén dispuestos a saltar con los ojos cerrados y sin que les conozcan de nada, sin haber demostrado nada de lo que pueden hacer por ellos y sin ofrecer una seguridad a prueba de errores.

Hoy día un cliente, con tantas opciones y competencia como existe en casi todos los sectores, ya no tiene necesidad de realizar ningún "salto de fe".

Si somos tacaños dando pruebas y mostrando sin riesgo, los beneficios de lo que hacemos, nuestros clientes también serán tacaños a la hora de comprarnos (y con razón).

Se puede aprender mucho de las empresas de software y su estrategia de ofrecer versiones de demostración. Por ejemplo, uno puede ver en primera persona si el nuevo Windows Vista o Microsoft Office, le convienen y son lo que busca.

Toda empresa, no importa el sector, puede tomar buena nota y ver cómo puede hacer algo parecido con lo que venden.

3.- Si se quieren resultados se han de tomar riesgos.

Si uno quiere conseguir objetivos mayores que los que ha estado obteniendo hasta ahora, necesariamente debe tomar riesgos mayores a los que ha afrontado hasta ese momento.

Se puede hablar largo y tendido del riesgo y la empresa, pero es cuestión de remitirse a un hecho práctico. Nadie ha conseguido más resultados sin arriesgar un poco más (siempre sabiendo lo que hacía) y sin invertir un poco más (siempre con cabeza).

4.- Las cosas nunca salen como estaban previstas

A veces te llevas agradables sorpresas inesperadas pero habitualmente lo que ocurre es que lo que creías que iba a dar resultados notables, luego no es para tanto. Al principio puede ser desalentador, luego te das cuenta de que es así como funcionan las cosas (y es así para todos).

Nada suele funcionar la primera vez que se hace, pero eso suele ser un excelente punto de partida para aprender y mejorar. Por eso la principal lección práctica aprendida es plantearse las cosas como la casilla de salida y a partir de ahí buscar como ir mejorando continuamente.

5.- El negocio de una empresa no es vender.

Uno no está en el negocio de vender cosas, sino en el de solucionar problemas a los clientes. Ésa es la única filosofía válida. La de vender por encima de todo suele ser desastrosa.

No importa si soy un librero, un abogado o un ingeniero, yo no vendo, lo que hago es resolver problemas, satisfacer deseos o cubrir necesidades. Por eso lo primero es ver qué problema o necesidad tiene mi posible cliente, asesorarle y si soy la mejor opción para lo que quiere, venderle.

6.- Sin "Marketing" no se consigue nada

Ni se consiguen ventas, ni se obtienen clientes, ni hay posibilidad de que nuestro negocio sea rentable. Hoy día si una empresa, emprendedor o hasta el más pequeño de los autónomos no se preocupa por su Marketing y no invierte en él, sus posibilidades de mantener su negocio en el tiempo son casi cero.

7.- Planificar es la clave para obtener resultados

Planificar no significa tener que embarcarse en un plan interminable que luego nunca se mira ni se consulta (porque se ha perdido tanto tiempo planificando que hay mucho trabajo atrasado).

Ésa es la percepción que muchos empresarios tienen por el simple hecho de que eso es lo que les ha pasado cuando han planificado...

Planificar de manera que nos sirva en nuestro día a día es muy sencillo. Simplemente:

1.- Tenga claro qué desea conseguir (algo que, sorprendentemente, no es así cuando se ahonda en muchos empresarios y emprendedores).

2.- Piense los posibles modos que puede utilizar para conseguir esos objetivos. Habrá varios caminos para llegar donde desea o a veces sólo uno, la cuestión es tener claras las posibilidades que hay y escoger las que parecen más adecuadas para nuestra situación.

3.- Por último detalle, esos modos de actuar en tareas concretas a realizar. Cada una con su fecha de cumplimiento.

Pruebe esta semana. Plantéese qué objetivos desea conseguir en los próximos siete días (sea realista), después vea qué opciones tiene para llegar ahí y elija las que parezcan más adecuadas. La siguiente labor es detallar esas opciones en una lista de tareas concretas y específicas que son necesarias para llevar a cabo en la práctica esa manera de llegar hasta sus objetivos. Recuerde siempre poner una fecha a cada tarea.

Finalmente pase esa lista a su Outlook y establezca un compromiso firme de cumplimiento. Con eso verá resultados.

Muchos empresarios se dejan llevar por el día a día, por los sucesos que van ocurriendo, ese funcionamiento "a salto de mata" tan habitual ocurre precisamente cuando no se planifica.

8.- Solo no se puede

En su actividad como empresario una de las actividades más importantes es la creación de contactos y relaciones.

Pueden ser aliados, proveedores, clientes, incluso empresas de la competencia. La cuestión es que la cantidad y calidad de oportunidades que tengamos para hacer crecer nuestra empresa es directamente proporcional a la cantidad y calidad de los contactos realizados y las relaciones establecidas.

9.- El Activo más importante que se tiene es el tiempo

No, no es el dinero y ese tema está más detalladamente explicado en el artículo “El activo más importante de una empresa

10.- Ser optimista es una cualidad imprescindible

Un empresario tiene que estar hecho de una pasta especial. No es un comentario gratuito, o se cultivan ciertas facetas como el optimismo, la capacidad de afrontamiento y el saber convivir con la incertidumbre (en un mayor grado que si se es un empleado) o se pasa muy mal trago siendo empresario.

Al final las empresas son sus personas, no máquinas infalibles. Nos afecta lo que nos ocurre, nos afecta ver pasar los días y que no nos llegue un pedido o que tengamos un problema con un cliente. Todo eso influye en cómo lo hacemos y en nuestra habilidad para gestionar nuestra empresa. Al final todo eso acaba también influyendo en los números.

Por esos motivos tan prácticos uno se da cuenta con el tiempo de que sólo tiene dos opciones, cultivar un optimismo poderoso o ir quemándose poco a poco y abandonar antes de tiempo.

Optimismo poderoso no significa hacerse ciego a lo que ocurre y pensar que todo irá bien por el mero hecho de desearlo, sino establecer el hábito de centrarse en lo positivo y en la oportunidad en vez de en los problemas.

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