sábado, abril 07, 2007

Visiòn en tiempos de incertidumbre



Las adversidades te llevan a confrontar lo inmediato. Sin darte cuenta, te fuerzan a atender lo que sucede ahora.


Imagínate que estás de pie —incluso mejor: ponte de pie y sigue mis indicaciones—. Bajas tu cabeza y miras hacia abajo, justo frente a tus pies. Te quedas por unos segundos en esa posición. ¿Qué tipo de pensamientos te surgen? ¿Qué sucede con tu energía?

Te apuesto lo siguiente: al mirar hacia abajo comenzarás a pensar en cosas del pasado, posiblemente surgirán recuerdos nostálgicos; Tu energía tenderá a “irse al piso”, conectándote fácilmente con la posibilidad de una depresión.

Ahora ¡sube tu cabeza! ¡Toma una inspiración profunda! ¡Mira por encima del horizonte a un punto en la distancia, en tu futuro imaginario! Mantente de esa manera, respirando profundamente.

Tus pensamientos se trasladarán ahora más hacia el espacio de las posibilidades, de tus metas y sueños; además, experimentarás un surgimiento de tu energía y hasta podrás conectarte con una emoción de esperanza. ¿No me crees? Inténtalo!

Lo que quiero mostrarte con esto es el siguiente principio: Si sólo te enfocas en tus problemas inmediatos, tu poder personal —esa capacidad que tienes para lograr superar tus retos— disminuirá.

Es al conectarte con una visión de futuro, con una definición de lo que es posible para ti y los tuyos más allá de las circunstancias presentes, que tu energía y tu poder para avanzar estarán a tu disposición. No me refiero a una visión que nuble tu mente y te desconecte de la realidad; No a un sueño que alimente una suerte de esquizofrenia. Hablo de una visión que, al permitirte entrar en contacto con algo más allá y por encima de las amenazas del presente, te dé la fortaleza para hacerte cargo de tu aquí y ahora. Una visión con la cual mantenerte centrado, con la cual recordar tu “norte”.

Para esto, conéctate con una visión a mediano plazo —seis meses a un año. Una visión a muy largo plazo, en medio del caos, más bien puede desesperanzarte por lo alejado en tiempo y similitud a tu presente.

Pero una visión a mediano plazo está lo suficientemente cerca —y a su vez alejada— de tus retos actuales como para darte la esperanza y la energía necesaria para salir adelante.

Hay una ley de la naturaleza: la vida se mueve en estaciones o ciclos. Luego del invierno viene la primavera; luego de la tormenta, la calma. En el caso de una crisis, todo lo que baja tiene que subir. No hay mal que dure mil años, como dice un refrán popular.

Pensar que en el mediano plazo las cosas mejoren y se abran las posibilidades para un mejor futuro es, por comprobada repetición histórica, una apuesta segura.

Te confieso: en estos momentos, encontrándome en un país inmerso en una grave y tensa situación nacional repleta de incertidumbres, es cuando esta clave que he compartido contigo se pone a prueba.

Gracias a mi visión —acompañada de las acciones que en mí están por ejecutar— me mantengo, más que tan sólo “a flote” en plena crisis, con la certeza de estar construyendo y avanzando hacia un mejor futuro.

Así como en mí, tu esperanza, fe y certeza por un mejor futuro requieren de la base de una visión que las sustente. Mientras más específica sea esta imagen en tu mente, mayor será la intensidad de tu fuerza. Esa fuerza con la que, estoy seguro, podrás transformar tus adversidades, en oportunidades.


—Copyright © 2005 porLeo Alcalá

—Autor y Conferencista Internacional

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