martes, marzo 06, 2007

APRENDER A VIVIR: CUARTO SEMESTRE DE PREPARATORIA


Responsabilidad
La responsabilidad en cada uno de los hombres, es la conciencia que pide o exige que las cosas se hagan bien, si tienes tiempo para estudiar hoy no lo pospongas, hazlo hoy mismo, lo que tu puedes no lo dejes para que otra persona lo haga, si hay un ciego que va a cruzar la calle, no esperes que otra persona le ayude, tú apresúrate a ayudar, si en tus actividades diarias eres productor de desperdicios, toma la responsabilidad de depositarlos en el lugar indicado.
Egoísmo
El egoísmo es el amor inmoderado de sí mismo, pues el egoísta piensa tan solo en su interés personal. Radica en el corazón y en el espíritu.
¿Habrá un descendiente de Adán totalmente inmune del egoísmo?... ¡Ah! como es fruto del pecado original, todos llevamos sus gérmenes en las fibras del corazón y en las entretelas del espíritu.
El joven o la joven egoísta, creen ser el centro del universo, que todos deben servirles para satisfacer sus deseos.
Un secreto para ser feliz
Dirán muchas personas ciertamente que el "dinero no es la felicidad, pero sí ayuda"; que no se puede vivir sin dinero; pero no es menos cierto que vivir tan sólo para el dinero, no es una digna vida humana. La caza del dinero no puede ser fin digno de la vida, ya que el dinero sólo es medio para la consecución de los bienes más elevados en la vida. Y es que la felicidad no se compra. Ni la riqueza ni los honores la proporcionan. La felicidad está en la paz del corazón, en el buen humor permanente, en las alegrías del espíritu, en el trabajo, en la conciencia del deber cumplido.
Rectitud
La honradez es una cualidad moral que se refleja en muchas facetas: integridad, probidad, caballerosidad, hidalguía, pundonor, veracidad, fidelidad y desinterés. Se inspira en el principio llamado "rectitud" y es la regla a que deben sujetarse todas nuestras acciones. Esta virtud, aplicada a la moral es lo que sirve de pauta al derecho, que equivale a decir a la "justicia", porque "lo que es justo es recto", y por consiguiente, no se tuerce a ningún lado.
A cada quien lo que le corresponde
La justicia es una de las cuatro virtudes cardinales (principales), y en su torno giran todas las acciones morales humanas. Una definición clásica es la siguiente: "la voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo que le corresponde estrictamente". Tiene una gran importancia y es de absoluta necesidad, tanto en el orden individual como en el social. Pone orden y perfección en nuestras relaciones con Dios y con el prójimo.
Saber perdonar
Una gran obra de misericordia para con el prójimo, que constituye, a la vez, una obra de indispensable caridad para consigo mismo es el perdón, ya que del perdón que nosotros otorguemos al prójimo, depende que Dios nos otorgue a nosotros el suyo. Hay cuatro grandes motivos para perdonar las injurias: El cumplimiento de la Ley Divina; la imitación de Cristo; el ejemplo de los santos, y nuestro propio interés personal.

Una fortaleza interior

Una de las cosas que debemos procurar en la búsqueda de la felicidad en la vida es la fortaleza. Pero cuando hablamos de fortaleza no lo hacemos como sinónimo de fuerza física o bruta, de la que se envanecen muchos jóvenes hoy en día, sino de la fortaleza como virtud, característica peculiar de los hombres de carácter. La fortaleza es la virtud moral que nos hace obrar cosas difíciles y arduas y sufrir grandes males, aún la muerte, por amor de Dios. Aristóteles la definía como "el justo medio entre el miedo y la temeridad".
Sé prudente
La más importante de todas las virtudes morales es la prudencia, ya que su influencia se extiende a todas las demás, señalándoles el justo medio en que consisten todas ellas para que no se devíen hacia sus extremos desordenados, de ahí que sea considerada como la conductora de las virtudes, porque las dirige y gobierna todas.
Mirando hacia adentro
"Conócete a ti mismo" fue una célebre expresión de Sócrates, que sabía bien que la gran desdicha de los hombres consiste en no conocerse a sí mismo. Únicamente quien tiene la sana costumbre de la reflexión se logra abrir camino. En fin, no nos complace nuestra propia compañía; nuestros defectos, pasiones y malas inclinaciones, nos dan en el rostro y nos apresuramos a apartar de ellos nuestra mirada. A quien tiene el deseo de conocerse a sí mismo con honestidad y franqueza no se le niega jamás dicho conocimiento. "Buscad y encontraréis", ha dicho N.S. Jesucristo. Si se busca con rectitud, se encuentra la verdad.
Educación de la sensibilidad
Desde niño, el hombre debe acostumbrarse a contemplar la naturaleza y las obras de arte, respecto a las últimas a justipreciarlas, según los principios de la moral y de la belleza que es el resplandor de la verdad. El joven debe apreciar los objetos que estimulan sentimientos y emociones agradables como es una flor, un automóvil, una composición musical, una persona, un paisaje, un poema, una estatua, un edificio que ofrecen deleite a las personas a causa de su orden, proporción y esplendor.
Las bellas artes
Las bellas artes son las artes por excelencia ya que producen belleza, además tienen una posición religiosa, política o filosófica, que busca la transmisión de ideas, sentimientos o mensajes verdaderos y buenos para la educación del hombre.
Mente sana en cuerpo sano
Desde la antigüedad el hombre se ha preocupado en procurar la conservación de la salud, pues, como decía Juvenal "Nuestras oraciones deben ser para pedir a Dios gozar de una mente sana en un cuerpo sano". El método y la constancia con que regularmente nuestros buenos hábitos se ejercitan es el secreto de una vida sana.
Vivir como pensamos
Existe mucha gente que teniendo buena formación, actúan como si no la tuvieran, dejándose llevar por sus malas inclinaciones; son incoherentes con su forma de pensar. En esta vida es necesario buscar empaparse de la sana doctrina que nos impone la religión católica. ¡Claro que lo es! Sin embargo, más necesario es que obremos en consecuencia.

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