miércoles, febrero 07, 2007

Síndrome de estancamiento




La falta de motivación puede llevar al empleado a tomar una decisión equivocada.


Para algunos especialistas, el hecho de que los trabajadores sientan que han llegado a un techo en el cargo que desempeñan, es consecuencia de una actitud muy exigente. Sin embargo, otros consideran que se trata realmente de un estancamiento debido a factores como la falta de incentivos diversos.

Lo que sí es evidente es que en el mundo laboral miles de profesionales enfrentan una profunda incomodidad al sentirse cómodos. Parece un trabalenguas, pero es simple.

Se trata simplemente, de gente para la cual es necesario crecer para ser feliz.

Contra una pared

El síndrome del estancamiento laboral es considerado un fenómeno extendido en las diversas empresas. Afecta de manera dramática a las personas que le huyen al confort; tienen una alta motivación al logro y reconocimiento por parte de la empresa en la que se desempeñan.

Estos trabajadores van a un ritmo acelerado; desean cumplir expectativas profesionales, pero se topan con un muro de tres metros de alto. En consecuencia, muchos tiran la toalla y pasan fácilmente del entusiasmo a la apatía en poco tiempo.

Entre los testimonios se registran confesiones como: “Parece que, por mucho que haga, por mucho que me preocupe para que las cosas salgan bien, sigo en el mismo punto, no avanzo”, “Es que no estoy creciendo”, “No me queda más que renunciar”.

Por contradictorio que parezca, por lo general los trabajadores vulnerables al síndrome del estancamiento resultan los más valiosos para la organización.

Estos empleados se plantean retos ambiciosos y los alcanzan a corto plazo. Así lo señala Carlos Monserrate de RB Tecnology.net. Entre los analistas de Recursos Humanos se utiliza este término para referirse al trabajador que ha llegado al callejón sin salida.

Existen tres fases: en la primera se manifiesta un profundo entusiasmo, pero si no se sostiene, se llega al estancamiento, que es la segunda etapa que se manifiesta como apatía; el final es estar quemado.

Se han establecido dos estadios del trabajador. El primero lo comprende una zona de confort, la persona conoce las actividades y las domina; el segundo es una zona de apuros, que viene del término en inglés hard ship. Los trabajadores que se agrupan en el primer estadio son considerados como de retos pequeños, cómodos y poco ambiciosas con respecto a mejorar. Son los que se conforman con cumplir su obligación y nada más. A estos se oponen los trabajadores “en apuros”.

Panorama

Cuando una empresa no está en posición de retribuir en metálico el esfuerzo de sus trabajadores, es bueno reconocerlo. De esta manera estará incentivándolos y evitará que muchos comiencen a pensar en irse de la empresa. Por otro lado, cada profesional debe dilucidar si el problema es la empresa o se encuentra dentro de sí para buscar ayuda.

El cambio. Se presentan situaciones en la vida cuando, irreductiblemente, hay que marcharse. Una recomendación es no dejarse llevar por la rabia, la frustración, sino aprovechar mejor el tiempo y las oportunidades, buscar ser más feliz. Estudios. Todo curso, seminario, especialización, postgrado, constituye nuna herramienta para aspirar a un mejor cargo en una organización. Nunca es tarde para tomar la decisión de mejorar.

Marilin Pino

EL UNIVERSAL

mpino@eluniversal.com

No hay comentarios.: